También el trabajo de un traductor (y de todo el equipo que lo rodea) está globalizado y esto puede convertirse en una gran ventaja.
Estas últimas clases de Informática las hemos empleado en aprender qué es la gestión de proyectos y en qué consiste, y cuál es su utilidad para nosotros como futuros traductores.
Podríamos decir que la gestión de proyectos surge como solución al nuevo (o quizá no tan nuevo) papel polifacético que tiene el traductor (como ya comenté en esta entrada) y a la consiguiente «remodelación» de la traducción, que ha pasado de ser un servicio a ser una industria y, además, que se trata de una actividad económica. Esta actividad está relacionada con la realización de un producto específico y conlleva (y esto es lo que nos más interesa) un proceso complejo y actividades que deben desarrollarse de forma sincronizada y, todavía más importante, se basa en el trabajo en equipo, aunque también es muy importante la utilización de corpus y de tecnologías de la información (memorias de traducción, programas de traducción asistida...)(1) . Hoy en día, es muy habitual que en este tipo de proyectos de traducción participen personas desde distintas partes del mundo: internet ha contribuido a una globalización que parece ponernos las cosas más fáciles.
El trabajo en equipo es, por lo tanto, fundamental en la gestión de proyectos. Esta es la clave de la gestión de proyectos que, tal y como dice Rico Pérez, en el ámbito de la traducción no tiene la larga tradición que tiene en otros campos. Sin embargo, está claro que también hay que tenerla en cuenta en los proyectos de traducción, puesto que este mercado está aumentando de forma dramática (Rico Pérez ofrece algunas cifras, como las del mercado de la traducción y de la localización, que llegó a alcanzar los veinte mil millones de dólares en 2004). Para llevar a cabo un proyecto satisfactorio de traducción hay que organizarlo bien y hay que organizarlo bien desde el principio.
Antes de continuar con la utilidad de la gestión de proyectos en la traducción, me gustaría añadir, de forma breve, las características del proceso de gestión de proyectos que apunta Rico Pérez y que también vimos en clase: todo proceso de gestión de proyectos es, primero, temporal (pues todo proyecto tiene una duración finita) y, segundo, único (ya que cada proyecto siempre será distinto en algún aspecto a todos los proyectos anteriores, aunque comparta rasgos con ellos; esto es lo que me gusta de la traducción, que cada proyecto es único e irrepetible y que siempre se aprende algo nuevo al traducir). Aunque esto parezca obvio, no es así, pues a la hora de comenzar una gestión de proyecto hay que tener en cuenta aquellos aspectos que sean nuevos y aquellos que no lo sean. Así, es fundamental la memoria de traducción: para el traductor profesional, los proyectos tienen un «efecto acumulativo», ya que el conjunto de todas las traducciones que se hayan realizado con anterioridad son una fuente de conocimientos y de experiencia o, en otras palabras, lo que se ha aprendido en traducciones anteriores puede recuperarse y ser de gran utilidad en lo que se refiere a rapidez y a calidad(2).
Rico Pérez habla con más detalle de los distintos procesos de la gestión de proyectos y, más tarde, habla de la calidad, aspecto de gran importancia en cualquier proyecto de traducción; sin embargo, no me detendré en ello, puesto que me interesa más el aspecto práctico de la gestión de proyectos.
Entonces, ¿en qué consiste una gestión de proyectos? A grandes rasgos, el gestor de proyectos es el encargado de, una vez que se le ha presentado el proyecto de traducción, hacer una lista de todas las funciones que habrá que desempeñar y de quién (o quiénes) deberán realizarlas. Primero, debe hacer una preparación, en la que estima cuál será el presupuesto y realiza una evaluación general del proyecto. A continuación, en la parte lingüística, establece las tareas de terminología (que será más sencilla si dispone de una memoria de traducción amplia), documentación, traducción, corrección, introducción de correcciones y revisión. Más tarde, en la fase técnica, el gestor establece las tareas de maquetación (conocida como DTP, del inglés Desktop Publishing) y, por último, control de calidad.
El gestor de proyectos debe tener en cuenta...:
- Que una única persona no debe realizar todas estas tareas, sino que distintas personas desempeñan distintas actividades. -Sin embargo, sí es verdad que una misma persona puede realizar, aunque no todas, varias tareas (el traductor, además de traducir, también puede encargarse de la terminología o de la revisión, por ejemplo).
- Que las tareas tienen una duración determinada y que muchas tareas no pueden empezar hasta que no terminen otras. -Sin embargo, sí se pueden llevar a cabo algunas tareas de forma simultánea, como la traducción y la corrección (cuando solo quede por hacer, como mucho, la tercera parte de la traducción), o como la corrección y la introducción de correcciones. De esta forma, el proceso es más ágil y dinámico.
- Que, por mucha planificación que se haga, siempre puede haber cambios de última hora y su función es adaptarse a las circunstancias y actuar en consecuencia...
... Entre otros.
Una vez establecidas las tareas, el gestor determina el tiempo de duración de cada tarea (primero, la media por persona y por día y, a continuación, se adapta esa media a las necesidades concretas del proyecto) y, en función de esto, asigna a más o a menos personas a las tareas. Por último, utilizando los datos que ha obtenido, los aplica al proyecto de traducción y determina cuántos días se emplearán para cada tarea y también para el proyecto en total (teniendo en cuenta que algunas tareas pueden llevarse a cabo de forma simultánea):
La gestión de proyectos es, por lo tanto, fundamental, puesto que permite calcular la duración de todas las tareas que conforman y proyecto y, así, programarlo para que se realice de la forma más efectiva posible. A pesar de que pueda parecer complicada, una vez que se haya hecho una o dos gestiones de proyectos resultará mucho más sencillo, tal y como comprobaremos no ya con el trabajo en grupo (que al final no será necesario realizar), pero sí con el ejercicio de ejemplo de gestión de proyectos que terminaremos en clase la semana que viene.
Si la gestión de un proyecto de traducción se lleva a cabo de forma correcta, también el mismo proyecto tendrá un buen resultado y se cumplirán los plazos. Sin embargo, como ya he dicho, siempre pueden surgir cambios de última hora y, por mucho que el gestor se anticipe a los problemas y lo calcule todo al milímetro... no somos máquinas y no todo se puede controlar.
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1 Rico Pérez, Celia: «Translation and Project Management», accesible en : http://www.bokorlang.com/journal/22project.htm [Consulta: 26/II/2012]
2 Rico Pérez, Celia: op. cit.
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