Escribo esta entrada a propósito de otro artículo que he leído en la revista Panace@ (este será, creo, el último artículo de la revista que comente; al menos, por ahora). En este artículo(1), su autor, José María Montero Vázquez, habla sobre las coincidencias parciales, también conocidas como fuzzy matches, y las ventajas y desventajas que pueden tener en el trabajo del traductor, no solo desde el punto de vista de la calidad, sino también desde el punto de vista económico.
A estas alturas, no es necesaria una explicación sobre cómo funcionan los programas de traducción asistida por ordenador y, en concreto, sobre cómo funcionan las memorias de traducción (explicación que podéis ver en entradas como esta, esta o incluso esta), aunque sí conviene recordar que, cuando se está traduciendo un texto determinado, el programa en cuestión busca de forma automática si hay segmentos del texto origen que ya se hayan traducido anteriormente y cuya traducción, por lo tanto, ya esté almacenada, lo que daría lugar a coincidencias totales o a coincidencias parciales.
Ventajas (entonces, ¿son amigas?)
En el caso de las coincidencias totales, el traductor, como es lógico, no tiene que cambiar nada; sí tendrá que hacerlo, por el contrario, en el caso de las coincidencias parciales, puesto que solo puede aprovecharlas de forma parcial, adaptándolas al nuevo segmento que esté traduciendo (posteriormente, el segmento origen se almacenará junto con su correspondiente segmento meta). De esta forma, las coincidencias parciales tienen la ventaja de que pueden reutilizarse muchas veces y de muchas formas, además de que el traductor puede configurar el nivel de coincidencia parcial que desee que el programa le ofrezca: si establece un nivel alto, apenas tendrá que realizar cambios en el segmento meta; si es inferior, muy posiblemente tendrá que traducirlo desde cero.
Desventajas (¿o, más bien, son enemigas?)
Como ya comenté en su momento, el cliente o la agencia de traducción que encarga el proyecto no paga, por norma general, aquellos segmentos que ya se tradujeron previamente(2), ya que, como están almacenados en la memoria de traducción, el traductor no tiene que volver a traducirlos.
El problema surge cuando la agencia o el cliente analizan previamente el texto que se va a traducir y comparan los segmentos del documento con los almacenados en la memoria de traducción (esto se está convirtiendo en una práctica cada vez más común). El problema, como decía, es que analizan tanto las coincidencias totales como las parciales (y las clasifican desde un 100%, total, hasta distintos grupos de porcentajes en los que se incluyen las coincidencias parciales, además de aquellos que tienen una similitud inferior al 50%, que se clasifican como sin coincidencia, no match).
A partir de este análisis, establecen «una reducción de la tarifa inversamente proporcional al valor porcentual de coincidencia, o lo que es lo mismo: a mayor coincidencia, menor es la tarifa aplicable a las palabras que componen dicho segmento»(3). Dejando de lado el hecho de que estos descuentos son muy injustos para el traductor, hay que tener en cuenta que el traductor debe modificar en muchos casos las coincidencias parciales, pues no son de un 100% y, como he dicho, el traductor debe adaptar los segmentos al texto que esté traduciendo:
El nivel de coincidencia entre segmentos resulta irrelevante, e incluso engañoso con respecto al tiempo y trabajo empleados en la modificación y retraducción de dicho segmento. En estos casos, las coincidencias parciales se convierten en enemigos declarados del traductor, porque debe pasar un tiempo importante, que no se compensa económicamente, modificando la traducción para adecuarla al nuevo contexto lingüístico.(4)
Esta cita resume perfectamente el problema en el que pueden convertirse las coincidencias parciales.
¿Pueden ser amigas y enemigas? Es decir, ¿existe alguna forma de conciliarlas?
El autor propone una tarifa que, a mi juicio, es bastante acertada, dado que es, tal y como él dice, neutra en cuanto a quién sale ganando:
Yo establezco tres niveles [...] para mi tarifa: la tarifa base, que se aplica a las palabras nuevas (No matches), el 60% de mi tarifa base, aplicado a TODAS las coincidencias parciales (desde el 50 al 99%), y, por último, el 25% de la tarifa base, aplicado a las coincidencias totales y las repeticiones internas del texto.(5)
Esta tarifa se justifica con el hecho de que muchas veces será necesario retraducir por completo determinados segmentos, por muy alta que sea su coincidencia con otros segmentos almacenados, y esto no va a querer pagarlo el cliente.
Hasta aquí me he referido a la situación en la que un traductor utiliza su propia memoria de traducción o la que le suministra la agencia o el cliente. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando en una misma memoria de traducción han participado varios traductores? ¿Qué debe hacer el traductor? ¿Aceptar los segmentos traducidos que se le ofrecen o revisarlos, a pesar de que no se le pague por ello? Está claro que lo mejor sería solicitarle a la agencia o al cliente que revisara dicha traducción para así evitarse futuros problemas. No obstante, como esto no se puede hacer siempre, el traductor tendrá que utilizar dichas memorias de traducción, aun arriesgándose a obtener malos resultados.
Con respecto a esto último, es obvio que el traductor que tenga su propia memoria de traducción podrá confiar mucho más en ella, tanto en cuanto a las coincidencias totales como en cuanto a las parciales, y dicha memoria será beneficiosa para él tanto en el aspecto económico como desde el punto de vista de la calidad y de la productividad de la traducción (pues podrá reutilizar los segmentos ya almacenados y no tendrá que emplear tanto tiempo en revisar aquellos que tengan una coincidencia alta).
En conclusión, el traductor debe ser consciente de que, aunque las fuzzy matches pueden representar un peligro para él si no tiene el cuidado suficiente, también pueden ser de gran ayuda en su trabajo, sobre todo cuando se trate de textos técnicos o mínimamente repetitivos. Como con todo, hay que tener cuidado y también hay que saber aprovecharlo bien.
Hasta aquí me he referido a la situación en la que un traductor utiliza su propia memoria de traducción o la que le suministra la agencia o el cliente. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando en una misma memoria de traducción han participado varios traductores? ¿Qué debe hacer el traductor? ¿Aceptar los segmentos traducidos que se le ofrecen o revisarlos, a pesar de que no se le pague por ello? Está claro que lo mejor sería solicitarle a la agencia o al cliente que revisara dicha traducción para así evitarse futuros problemas. No obstante, como esto no se puede hacer siempre, el traductor tendrá que utilizar dichas memorias de traducción, aun arriesgándose a obtener malos resultados.
Con respecto a esto último, es obvio que el traductor que tenga su propia memoria de traducción podrá confiar mucho más en ella, tanto en cuanto a las coincidencias totales como en cuanto a las parciales, y dicha memoria será beneficiosa para él tanto en el aspecto económico como desde el punto de vista de la calidad y de la productividad de la traducción (pues podrá reutilizar los segmentos ya almacenados y no tendrá que emplear tanto tiempo en revisar aquellos que tengan una coincidencia alta).
En conclusión, el traductor debe ser consciente de que, aunque las fuzzy matches pueden representar un peligro para él si no tiene el cuidado suficiente, también pueden ser de gran ayuda en su trabajo, sobre todo cuando se trate de textos técnicos o mínimamente repetitivos. Como con todo, hay que tener cuidado y también hay que saber aprovecharlo bien.
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(1) Montero Vázquez, José María: «Fuzzy matches, friends or foes? (¿Amigos o enemigos?)» en Panace@, vol. 10, n.º 29, junio de 2009, accesible en: http://www.medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n29_tribuna-MVazquez.pdf [Consulta: 4/V/2012]
(2) Precisamente, de ello hablé en la entrada Memorias de traducción: ¿amigo o enemigo?
(3) Montero Vázquez, José María: op. cit., p. 25.
(4) Montero Vázquez, José María: op. cit., p. 25.
(5) Montero Vázquez, José María: op. cit., p. 25. (La negrita es mía).
(2) Precisamente, de ello hablé en la entrada Memorias de traducción: ¿amigo o enemigo?
(3) Montero Vázquez, José María: op. cit., p. 25.
(4) Montero Vázquez, José María: op. cit., p. 25.
(5) Montero Vázquez, José María: op. cit., p. 25. (La negrita es mía).
1 comentarios:
Excelente trabajo, me ha sido muy útil!
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